Las Órdenes monásticas celebran este día la memoria de san Teodoro Estudita (759-826), monje de la Edad Media, que se opuso a la iconoclastia. El papa Benedicto XVI, en la audiencia general el 27 de mayo de 2009 centró su catequesis en la vida y enseñanza de este santo monje: “San Teodoro se distinguió por ser uno de los grandes reformadores de la vida monástica y también como defensor de las imágenes sagradas durante la segunda fase de la iconoclasia. San Teodoro había comprendido que la cuestión de la veneración de los iconos afectaba a la verdad misma de la Encarnación”. Su enseñanza se concentra en “Amor al Señor encarnado y a su visibilidad en la liturgia y en los iconos”. El icono, frente a quienes defendían la imposibilidad de representar lo divino, manifiesta la verdad del Verbo hecho carne, de Dios que asume nuestra naturaleza.
“San Teodoro y sus monjes están inseparablemente unidos a la reforma de la vida cenobítica en el mundo bizantino. La renuncia a la propiedad privada, estar desprendido de las cosas materiales, así como la sobriedad y la sencillez, sólo valen de forma radical para los monjes, pero el espíritu de esta renuncia es igual para todos. No admite que bajo el pretexto de la oración y de la contemplación, el monje se dispense del trabajo, incluido el trabajo manual, que en realidad, según él y según toda la tradición monástica, es un medio para encontrar a Dios. Su Testamento espiritual y sus Cartas subrayan su carácter abierto y afectuoso, y muestran cómo de su paternidad surgieron verdaderas amistades espirituales en el ámbito monástico y fuera de él”.
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