Vengo ante ti, Señor. Sé que estás, mas no te veo.
Te miro, sin poder describir tu rostro,
y sé que me miras con ternura.
En soledad aparente, no estoy solo, ni el silencio es la razón de este encuentro.

TODO SE HA CUMPLIDO. Los cinco sentidos han sido afectados por la Pascua. Los discípulos y las mujeres han visto y han creído. Jesús se deja abrazar y palpar. El resucitado les pide de comer y se manifiesta en la fracción del pan. El Señor, en las diferentes apariciones, les dirige la palabra.

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