TEXTO EVANGÉLICO
“Cuando hagas limosna, no mandes tocar la trompeta ante ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles para ser honrados por la gente; en verdad os digo que ya han recibido su recompensa. Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas que desfiguran sus rostros para hacer ver a los hombres que ayunan. En verdad os digo que ya han recibido su paga. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no los hombres, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará” (Mt 6, 2-4. 16-18).
REFLEXIÓN
Limosna, oración y ayuno, son las prácticas recomendadas para este tiempo de Cuaresma, que se corresponden con las tentaciones de la sensualidad, del afán de poder y de tener, que sufrirá Jesús en el desierto, y saldrá victorioso.
La oración que recomienda el texto es discreta, interior, sin protagonismos exhibicionistas, para ser vistos en las prácticas religiosas. El ayuno, en el contexto más amplio no solo significa abstenerse de alimento, sino compartir con aquellos que menos tienen. Ayuno y limosna se relacionan.
Tiempo de centrar la mirada en Jesucristo, muerto y resucitado. La Cuaresma debe vivirse mirando al horizonte de la Pascua, de lo contrario queda reducida a un tiempo ascético, titánico o prometeico, para darse a uno mismo conciencia de cumplidor.
PROPUESTA
Actúa a los ojos de Dios