
Fiesta de Jesucristo sumo y eterno sacerdote
TEXTO BÍBLICO
“Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos, porque fuiste degollado y con tu sangre compraste para Dios hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación; y has hecho de ellos para nuestro Dios un reino de sacerdotes, y reinan sobre la tierra” (Apc 5, 9-10).
REFLEXIÓN
Hace muy pocos días peregrinaba a Tierra Santa, y al visitar el Monte de los Olivos, el guía nos informó que para los judíos es el Monte del Ungido, porque creen que es el lugar donde aparecerá el Mesías, al final de los tiempos. Sin duda que la almazara de aceite evoca la unción del Cristo y Getsemaní, que está en la falda del Monte de los Olivos despierta la memoria del rito con el que se ungía a los sacerdotes y reyes, como sucedió en la fuente de Ezequías, cuando David ungió a su hijo Salomón.
Al celebrar la fiesta de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote, surge la identidad de todo bautizado, revestidos con el manto del Primogénito, vestido que nos regala a los bautizados ser sacerdotes, profetas y reyes. Al comprobar el nombre original con el que se describe el traje de fiesta con el que el padre del hijo pródigo reviste a su hijo segundón –“estola”- sobrecoge el perdón y la misericordia con los que somos ungidos.
Es día de agradecer el ministerio sacerdotal, nacido en el Cenáculo, cuando el Maestro les dijo a los apóstoles: “Haced esto en memoria mía”, y en la Pascua: “Recibid el Espíritu Santo, a quienes perdonéis los pecados le quedan perdonados”.
PROPUESTA
Celebra tu identidad sagrada