
TEXTO BÍBLICO
“María se levantó y se puso en camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel de Espíritu Santo y, levantando la voz, exclamó: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? Pues, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá».” (Lc 1, 39-45)
COMENTARIO
María, según el relato lucano, se convierte en profecía, en prontitud y en artesa del Pan de Vida.
PROFETA
María «se levanta», como hará Jesús en la mañana de Pascua, al resucitar: «No está aquí, se ha levantado». María se puso en camino de prisa hacia la montaña. El Hijo de María, en su último viaje a Jerusalén, sube con decisión: «Estaban subiendo por el camino hacia Jerusalén y Jesús iba delante de ellos; ellos estaban sorprendidos». María es llamada «Mujer Eucarística», la primera procesión del Corpus. Jesús sube a Jerusalén y celebra la Última Cena.
MAESTRA
María es imagen de la Iglesia, y la Iglesia se define como “Madre y Maestra” (Juna XXIII, 15 de mayo 1961). Si María educó a Jesús, se puede interpretar que los movimientos de levantarse, de subir de prisa a la montaña, como reacción inmediata después de concebir al Hijo de Dios hecho hombre, la auténtica artesa del pan santo, de quien se presenta como verdadero Pan del Cielo. Quizá el Hijo de María aprendió en Nazaret estas actitudes.
DISCÍPULA
El evangelista San Lucas escribe, como última parte de su narración evangélica, el relato de la infancia de Jesús. Es posible que proyectara sobre María las virtudes que enseñaba el Maestro. María se define como la primera discípula de su Hijo: «Podemos decir que es más discípula que madre. María dice ‘haced lo que Él os diga’. Siempre señala a Cristo; es la primera discípula» (Francisco, Audiencia, 24 de marzo de 2021).
PROPUESTA
Este día se nos invita a levantarnos, a ser personas nuevas, siempre levantadas; a reaccionar con prontitud ante la necesidad del prójimo, y a celebrar, comulgar y adorar el misterio del Verbo Encarnado, que prolonga su presencia en la Eucaristía.