
TEXTO BÍBLICO
“Pues no habéis recibido un espíritu de esclavitud, para recaer en el temor, sino que habéis recibido un Espíritu de hijos de adopción, en el que clamamos: «¡Abba, Padre!». Ese mismo Espíritu da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios; y, si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo; de modo que, si sufrimos con él, seremos también glorificados con él” (Rom 8, 16-17).
MEDITACIÓN: PROMESA DEL SEÑOR
En vísperas de Pentecostés nos anima la promesa del Señor, quien derramó el Espíritu como regalo de su obra creadora: “Su costado herido, que interpretamos como su corazón, está lleno del Espíritu Santo y desde él llega a nosotros como ríos de agua viva: « La fuente del Espíritu está enteramente en Cristo» . Pero el Espíritu que recibimos no nos aleja del Señor resucitado sino que nos llena de él, porque bebiendo del Espíritu bebemos al mismo Cristo: « Bebe a Cristo porque él es la roca que derrama agua. Bebe a Cristo porque él es la fuente de la vida. Bebe a Cristo porque él es el río cuya fuerza alegra a la ciudad de Dios. Bebe a Cristo porque él es la paz. Bebe a Cristo, porque de su seno fluye agua viva».” (DN 102).
Estamos bajo el impacto de la elección de León XIV, y sentimos cómo el Espíritu Santo guía y acompaña a la Iglesia. Cada uno, gracias al Consolador, sentimos el apoyo providente de su presencia discreta y eficaz.
Es día de pedir: “Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles”. Necesitamos los dones de Sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios.
PROPUESTA
Vive estos momentos en comunión con la Iglesia